Hola Inspirad@ ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu fin de semana? En lo personal, se me fue volando.

Apenas hace unas semanas estuve dando una sesión de consultoría a un ejecutivo, quien me externaba algunas dificultades que atravesaba con su círculo más cercano de colaboradores.

Una de las problemáticas que tenía, (que por cierto comparten muchos líderes), era la falta de motivación y de compromiso de su equipo.

Mientras rebotábamos algunas ideas, y como dicen por ahí, «aprovechando el viaje», le platiqué sobre uno de los conceptos, del que ya he escrito, pero que estoy integrando en mi nueva conferencia.

Tuvimos un espacio muy productivo, porque de esa estrategia, surgieron muy buenas y creativas soluciones.

¿Quieres saber de qué se trata? Te cuento (con su previa autorización, claro está):

Según varias de las famosas encuestas Gallup, hay un índice muy alto de infelicidad en el trabajo.

«Más del 65% de los trabajadores, no están motivados a la hora de acudir a sus puestos y no están dispuestos a ofrecer un esfuerzo extra».

Muchas empresas hacen hasta lo humanamente posible para bajar este porcentaje. Hay otras, que no tienen el mínimo interés de que esto se modifique. Tan sólo buscan tener resultados, a costa de lo que sea.

El asunto, y bajo una óptica muy personal, basada en la labor que hago constantemente con diferentes organizaciones, es que muchas veces se quiere atacar un problema interno con soluciones del exterior.  (Y sí, ni siquiera una de mis conferencias sería LA ÚNICA RESPUESTA. Hay que crear un proceso integral y consistente.)

«El problema no son las metas ambiciosas o únicamente la falta de compromiso con la empresa. El problema son las fugas emocionales«, le decía al ejecutivo. «Y eso lo tiene que revisar cada elemento que colabora en la empresa», agregaba.

No todo el peso de la infelicidad laboral está del lado de la organización. De hecho, se ha demostrado una y otra vez, que cada empleado tiene en sus manos una importante injerencia y responsabilidad sobre la forma en como lleva y gestiona su trabajo.

Le pedí a mi cliente, que de manera personal y grupal, pudiera liderar con sus subalternos una sesión en donde se contestaran dos preguntas. Profundas pero prácticas a la vez:

La primera sería:

¿Cuáles son las fugas, en donde pierdo tiempo, energía, concentración, enfoque o pasión por lo que hago?

Y desde un marco de honestidad, atreverse a responder lo primero que se les viniera a la mente: desorganización, mala administración del tiempo, problema personal no resuelto, poca empatía con los diferentes niveles, excesivo uso de redes sociales, mala gestión emocional, expectativas altas. En fin.

Y la segunda:

¿Qué necesidad, estoy tratando de satisfacer, al hacer eso?

¿Seguridad, aceptación, aprobación, amor, reconocimiento, tranquilidad?. Recordemos que siempre hay algo que estamos buscando, detrás de nuestros comportamientos.

Pareciera ser algo sencillo, pero el resultado fue sorprendente.

Desde luego que no fue lo único que trabajamos, pero fue un gran inicio para lo que el ejecutivo buscaba generar entre su gente. Sinceramente, él no tenía idea de todas esas «patas» por donde «cojeaban» sus empleados. Tan solo el dedicar tiempo para reflexionar con el grupo sobre eso, ya fue un gran avance en tema de motivación y de compromiso.

Si tienes un equipo de trabajo, te recomiendo que lo hagas. Es una forma mucho más positiva, proactiva y real, para poder trabajar de mejor forma y obtener compromisos, sin cargarle toda la mano al jefe directo, al director de recursos humanos, al encargado o al coordinador.

Lo mejor de todo, es que esto lo podemos trasladar a nuestra vida.

Pregúntate: ¿Cuáles son tus fugas emocionales, por donde se te cuela la energía? Tal vez, alguna relación tóxica, una decisión sin tomar, problema económico, un programa de televisión, el facebook, un mal hábito, exceso de diálogo interno o situación emocional sin resolver? ¿Qué estarás buscando, al estar conectado a eso, sabiendo el daño que te hace?

Siempre será mejor, «desmenuzar» el problema para tener una mejor visión de lo que nos sucede. Conocernos, es tener mayor información. La información es poder. Y desde ahí, podemos tomar mejores decisiones y acciones, para seguir trabajando en una mejor versión.

Recuerda que seguimos en contacto vía FACEBOOK o TWITTER.

Y tú, ¿cuáles fugas tienes en tu oficina o en tu hogar, que te gustaría tapar?

Participa con tus comentarios.

Un fuerte abrazo a la distancia. Nos leemos pronto.

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