Soltar debe de ser un acto de amor, no de miedo.
-Julio Bevione

El desapego no es falta de interés, sino la capacidad de tomar distancia de las circunstancias y no comprometerse emocionalmente con ellas.
–David Fischman

Cuando termina algo o alguien se va, para muchos, pareciera ser que todo se complica. A veces hasta sentimos caer a un pozo profundo, como que a la vida se le quita lo dulce y ya no es tan disfrutable como antes.

¿Te ha sucedido?

Creo firmemente que ninguna persona es indispensable y que nada es para siempre. La vida es movimiento. Cuando no bajamos a la realidad y observamos las cosas de frente, con los pies en la tierra, sufrimos innecesariamente.

¿Por qué pasa esto?

Por nuestras expectativas y nuestros apegos. Nos llegamos a contar la historia en nuestra mente de que todo siempre seguirá igual: que mamá, papá, nuestra pareja, nuestros hijos, el trabajo, el proyecto, la casa, la salud permanecerán intocables.

La verdad de las cosas, es que, en un abrir y cerrar de ojos, todo puede cambiar. Para muestra un botón: el terrible accidente aéreo sucedido hace unos días en los Alpes franceses en donde 150 personas perdieron la vida.

El apego emocional es un asesino silencioso que nos va sujetando de manera sutil, y en lo que nos damos cuenta, ya nos tiene atrapados por dentro.

Te preguntarás:

David, ¿para no sufrir ya no me debe de importar nadie?

Para nada. De hecho, la vinculación no es el problema. Somos seres destinados a vincularse de forma sana, respetuosa y honesta. El conflicto surge cuando en nuestra vida no hay balance, sino que todo gira en torno a una persona (aunque sea la pareja que tanto amas o un hijo), a una actividad (por más maravilloso y extraordinario que sea tu trabajo) o hasta a una cosa (sí, aunque esa casa te haya costado sudor y lágrimas construirla).

Por ese miedo (para muchos pavor) de que esa relación o actividad termine o esa cosa ya no exista más, incluso llegamos a hacer lo que nunca creíamos que estábamos dispuestos a realizar, y a veces confundimos y justificamos esa falsa necesidad con amor o cariño.

Entonces, ¿dónde está el secreto?

Bueno, realmente, no hay un secreto como tal, pero sí algunas pequeñas acciones para lograr desapegarte sin tanto drama. Desapegarnos como un acto de conciencia para disfrutar sin estar atados, viviendo en interdependencia y no en dependencia.

Aquí te comparto 4 ideas para entrenarte en el desapego:

  1. Revisar tu lista: Dale una revisada a todo aquello a lo que hoy sientes estás apegado y cuestiónate las verdaderas razones de fondo. ¿Algún miedo? ¿Alguna carencia? ¿Algo que te esté faltando y buscas llenarlo con esa persona, actividad o cosa? Es impresionante pero el sólo hecho de hacerlo consciente ya nos ayuda a bajarle dos rayitas al apego, porque nos damos cuenta de que no lo necesitamos.
  2. Vivir el momento presente: Disfruta lo que tienes ahora, en lugar de quejarte por lo que te falta. Aspira a ser tu mejor versión y a construir la vida que deseas por supuesto, pero que esa maravillosa meta en el horizonte no te impida disfrutar cada paso que das y gozar del viaje, porque es tiempo que pasa y no vuelve. Valora una puesta de sol, un abrazo, un vaso de agua antes de dormir, la conversación con tu mejor amigo, una sabrosa comida. Más “slow down” y menos acelere.
  3. Desconectarse: ¿A qué estás atado? ¿A tu celular…a las redes sociales…a tu trabajo…al gimnasio? Al menos una vez por semana hazte un regalo: desconéctate de eso que ahorita con el simple hecho de pensarlo ya te causa nerviosismo y angustia, y dedica un tiempo para hacer lo que más disfrutas y que probablemente ya has olvidado. Te aseguro que el mundo seguirá girando y que nadie se ha muerto por esto.
  4. No saturarse, aligera: Regalar lo que ya no utilizas es una extraordinaria terapia. Soltar lo que ya no es para ti es una necesidad para seguir creciendo. Entre más acumules, menos posibilidad tendrás de que lleguen cosas nuevas a tu vida; por la simple razón de que estás lleno, ya no cabe más. Evita la saturación de personas, cargas ajenas, experiencias del pasado, cosas que no ocupas.

Desde luego que el desapego no se da de la noche a la mañana, es un entrenamiento de todos los días. Pero espero que con estas cuatro estrategias puedas inspirarte para tomar el impulso que necesitas para comenzar o para continuar en este proceso. Recuerda que de saturar o de aligerar la vida, dependerá el ruido o la paz con la que vivas. Está en tus manos.

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